OPINIÓN

Millones de indocumentados podrían beneficiarse del proceso de reconciliación presupuestaria

Según un estudio por FWD.us, si los dreamers, tepesianos, trabajadores agrícolas y esenciales indocumentados se hicieran ciudadanos contribuirían $121 mil millones adicionales a la economía por año.

Saraí Juárez
Inmigrante y beneficiaria del DACA
Activistas de la inmigración se manifiestan cerca de la Casa Blanca el 7 de octubre de 2021 en Washington, DC. El grupo se manifestó a favor de la reforma migratoria e instó al presidente Biden a autorizar una vía para la ciudadanía de los inmigrantes indocumentados.

Para millones de personas indocumentadas que actualmente viven como yo con el miedo de ser deportadas, estas próximas semanas pudieran significar un rayo de esperanza y la oportunidad de vivir una vida mejor a medida que el Congreso se acerca a aprobar un alivio muy necesitado mediante el proceso de reconciliación presupuestaria.

En agosto, los demócratas de la Cámara aprobaron un presupuesto de $3.5 billones, lo que representa un paso crucial hacia la modernización del sistema migratorio mediante un proceso conocido como la reconciliación presupuestaria.

Ahora que sigue su curso en el Senado de los Estados Unidos, les exhorto a los senadores a que usen todas las herramientas a su disposición para aprobar una medida que mantendría unidas a millones de familias y les permitiría contribuir plenamente a la fuerza laboral y a la economía del país.  

Según un estudio por FWD.us, si los dreamers, los tepesianos, los trabajadores agrícolas y esenciales indocumentados pudieran volverse ciudadanos estadounidenses contribuirían $121 mil millones adicionales a la economía todos los años. Arizona experimentaría un incremento de $3 mil millones anualmente si se volvieran ciudadanos.

Estos distintos beneficios económicos y mantener las familias unidas son por lo que la mayoría de los estadounidenses, incluso los votantes republicanos, apoyan una vía a la ciudadanía. 

Aprobar esa reconciliación presupuestaria me cambiaría la vida y la de mi familia. Vine a Phoenix, Arizona, cuando tenía apenas nueve años. Desde los doce he tenido varios trabajos.

La Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) me ha permitido trabajar con un abogado increíble y aprender sobre casos civiles, de negligencia médica, de lesiones personales graves y de muerte por negligencia.

Saraí Juárez Valencia, soñadora e inmigrante, vive en Arizona con su familia.

No obstante, como beneficiarios de DACA seguimos enfrentándonos a varias amenazas. Por ejemplo, este verano, un juez federal en Texas determinó que el programa DACA es ilegal. Millones de personas como yo tenemos tanto que perder. Es urgente que el Congreso tome acción a nivel federal y apruebe una reforma migratoria. 

Esto abriría las puertas a que pueda seguir luchando por mis sueños. No hay nada que desee más en esta vida que brindarle a mi hija paz mental cuando orgullosamente me vuelva una ciudadana estadounidense.

También quisiera seguir tomando cursos universitarios y poder pagar la matrícula con precios de residente del estado. Quiero mostrarles a mis hijos que cualquier cosa es posible con fuerza y dedicación. 

Aunque el proceso de reconciliación es complejo, esta medida brindaría una vida estable para los beneficiarios de DACA como yo, así como a los tepesianos, los trabajadores agrícolas y los trabajadores esenciales que mantienen a nuestro país en pie durante la pandemia del COVID-19.

Esta semana, el periodo de comentarios públicos de DACA comenzó como una oportunidad para que la gente someta comentarios para expresar su apoyo por los beneficiarios de DACA y los dreamers y para que se tomen acciones federales para brindar una vía a la ciudadanía. 

No hay duda alguna de que el proceso de reconciliación debe triunfar. Con tanto en riesgo y con esta oportunidad de lograr la reforma migratoria más significativa en treinta años, les pido a los senadores Krysten Sinema y Mark Kelly que reconozcan las contribuciones de millones de personas indocumentadas trabajadoras cuando emitan su voto. Nuestras vidas dependen de ustedes. 

Saraí Juárez Valencia, soñadora e inmigrante, vive en Arizona con su familia.