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'Tortilla Slap Challenge' se ha vuelto viral en redes sociales. ¿Por qué no todos se ríen?

Daniel Gonzalez
Arizona Republic
Línea de producción de tortillas de harina en La Canasta Mexican Food Inc. en Phoenix.

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Para millones, los videos de personas golpeándose la cara con tortillas son divertidísimos.

Las personas toman un trago de agua y luego se turnan para abofetear a la otra, no con la palma de la mano, sino con una tortilla flexible de harina o de maíz. El tradicional juego de Piedra, Papel o Tijeras, determina quién abofetea primero al otro. El objetivo es no escupir el agua. El primero que lo hace, pierde.

El impacto no es tan doloroso como una bofetada real. Pero el sonido de una tortilla golpeando la mejilla es el mismo, lo que presumiblemente es lo que hace que los videos sean divertidos en lugar de violentos.

Se llama el desafío de la cachetada de la tortilla. Los videos se han viralizado en las redes sociales. Algunos han acumulado millones de visitas. Un video que coloca al diminuto actor Kevin Hart contra el imponente Dwayne "The Rock" Johnson en un enfrentamiento de David contra Goliat tuvo casi 19 millones de visitas en TikTok.

Es fácil decir que el desafío de la bofetada de la tortilla es nada más que una diversión tonta e inofensiva.

"Dios mío, no me he reído tanto en mucho tiempo", comentó una persona en un video de TikTok del desafío de la cachetada de la tortilla con 5.9 millones de visitas y 107 mil comentarios.

Pero no todos se ríen.

Algunos ven el juego como un privilegio del Primer Mundo, un desperdicio de alimentos en un momento en que muchos hogares en México sobreviven con poco más que tortillas y frijoles aguados, y la inflación récord y el aumento de los precios de los alimentos han golpeado a los pobres y a la clase trabajadora especialmente en los Estados Unidos.

Otros ven el juego como insensible y ofensivo, considerando el estatus icónico, casi sagrado, de la tortilla como el alimento básico más importante del Continente Americano y que se remonta a miles de años.

Colocado en un contexto político, el desafío de la cachetada de la tortilla es incluso visto por algunos como racista. Señalan la forma en que las tortillas se han usado como un insulto intolerante arrojándolas como frisbees a personas de piel morena durante eventos deportivos o en algunas protestas.

Para los críticos del desafío, usar la tortilla para abofetear a alguien es otro ejemplo vergonzoso de cómo la comida, la cultura y la gente mexicana a menudo se descartan como desechables.

"Tengo un gran sentido del humor. Me encanta todo tipo de cosas divertidas y no me ofendo fácilmente", aseguró Carmen Tafolla.

Es profesora emérita de inglés en la Universidad de Texas, San Antonio, y poeta reconocida del estado de Texas en el 2015. También es autora de la colección de cuentos "Holy Tortilla and a Pot of Beans".

"Creo que es algo hermoso tratar de jugar con íconos culturales", mencionó Tafolla. "Pero este se destaca porque parece despectivo y parece irrespetuoso no solo con el principal alimento que mantuvo viva a la gente en este continente durante milenios, sino que parece negativo hacia el valor de la cultura mexicana. Y escuchamos mucho de eso. Estamos rodeados de negatividad hacia la cultura mexicana".

Contexto anti-latino detrás del desafío de la cachetada de la tortilla

Línea de producción de tortillas de harina en La Canasta Mexican Food Inc. en Phoenix.

El desafío de la bofetada o cachetada de la tortilla se ha vuelto viral en medio de un telón de fondo nacionalista blanco y antilatino.

La frontera entre Estados Unidos y México a veces se conoce como la "cortina de la tortilla", una referencia a la barrera cultural, política y de inmigración entre Estados Unidos y América Latina.

En un aluvión de anuncios de televisión, los inmigrantes que llegan a la frontera sur son retratados como "una invasión" por parte de políticos de derecha alimentados por la retórica de "Construir el muro" del presidente anterior.

“Si no existieran esos ambientes, tal vez la gente podría reírse”, expuso Roberto Rodríguez, un ex profesor de estudios mexicoamericanos en la Universidad de Arizona y estudioso del maíz antiguo que ahora reside en México. "Pero la gente está cansada de ser una piñata política y cansada de que la insulten y se tenga que quedar callada al respecto".

Él y otros ven el desafío de las tortillas como parte de una larga historia de falta de respeto a la cultura mexicana a través de estereotipos en los medios que se remontan a décadas, desde las caricaturas de Speedy Gonzales y Slowpoke Rodríguez hasta los anuncios de televisión de Frito Bandito y Taco Bell Chihuahua.

“Existe una tradición de estereotipos y la respuesta siempre es: 'Es solo una broma. Es gracioso'. Y entonces lo voltean, como si nosotros fuéramos el problema”, asegura Rodríguez.

Ridiculizado por comer tortillas

Línea de producción de chips de tortilla en La Canasta Mexican Food Inc. en Phoenix.

El maíz fue domesticado por primera vez por los pueblos indígenas en lo que ahora es el sur de México y luego se extendió por todo el continente americano.

Pero cuando los europeos llegaron a las Américas en el siglo XVI y se encontraron con el maíz por primera vez, no lo comieron.

“Le relegaron el maíz a los cerdos y las vacas, por lo que no lo vieron como apto para el ser humano”, recordó Rodríguez.

Mientras que los Aztecas consideraban el maíz tan valioso como el oro, afirmó Rodríguez.

Los mexicoamericanos que crecieron en el suroeste fueron ridiculizados en la escuela por comer tortillas, expuso Vanessa Fonseca-Chavez, profesora de inglés en la Universidad Estatal de Arizona que creció en Nuevo México.

"Mis abuelos, por ejemplo, se burlaban de ellos en la escuela por traer tortillas en sus loncheras y no tener, ya sabes, sándwiches de pan blanco", relató.

Rafael Martínez Orozco es profesor de historia en la Universidad Estatal de Arizona y un gran seguidor de las redes sociales. Admite que algunos de los videos del desafío de la cachetada de la tortilla lo hicieron reír.

Le recordaron a las Cachetadas, un dulce mexicano plano y elástico, que literalmente significa "golpeado" en español.

"Cuando éramos niños, comprábamos estos dulces y nos abofeteábamos con ellos", recordó Martínez Orozco. "Por eso me reí. Pensé en estas conexiones de la infancia con estos dulces".

Pero cuanto más miraba los videos del desafío de la bofetada de la tortilla, y cuanto más pensaba en la importancia cultural e histórica de la tortilla, menos divertidos se volvieron para él.

La tortilla tiene 6 mil años de antigüedad

Profesor Rafael Martinez en ASU Polytechnic Campus el 4 de agosto de 2022.

La tortilla se remonta a 6 mil años antes de la conquista en México, argumentó Martínez. Estaban hechas de maíz molido aplanado en un disco y luego horneado en un comal sobre un fuego de leña. Más tarde, las tortillas se hicieron con harina, principalmente en el norte de México, después de que los españoles trajeran el trigo al Continente Americano.

"Las tortillas de maíz o de harina son una forma de vida. Las tortillas son un alimento básico y una pieza central de la dieta mexicana", dijo Martínez. “Tenemos que entender que la tortilla para los mexicanos representa un símbolo alimentario cultural que los vincula a sus raíces indígenas”.

De manera similar, para los mexicano-estadounidenses en los Estados Unidos, la tortilla es "uno de esos símbolos culturales que los une a través de las generaciones, a través de las fronteras con sus raíces y con su país de origen en México", señaló Martínez.

Martínez nació en el estado de Guanajuato, México. Pero creció en una familia de clase trabajadora en Los Ángeles, California. Su familia comía tortillas a diario porque eran parte de su cultura mexicana, pero también porque eran económicas.

Para los mexicanos y mexicoamericanos de ambos lados de la frontera, la tortilla “representa uno de los alimentos más accesibles, económicamente hablando, como parte de su dieta diaria”, destacó Martínez.

Para Martínez, participar en el desafío de las tortillas no es solo culturalmente insensible. Representa la dicotomía entre las personas con privilegios del Primer Mundo y las luchas económicas de los pobres, especialmente los que viven en México y otros países del Tercer Mundo.

"No solo no pueden participar en estos desafíos, sino que ven la realidad de lo que significa desperdiciar una tortilla'', explicó Martínez.

Profesor Rafael Martinez en ASU Polytechnic Campus el 4 de agosto de 2022.

Desperdiciar comida mientras otros pasan hambre

La pobreza ya era alta en México. Pero la pandemia la empeoró. Alrededor del 45 por ciento de la población, o alrededor de 56 millones de personas, vivían por debajo del umbral de la pobreza en el 2020, unos 4 dólares al día en las zonas rurales y 5.60 dólares en las zonas urbanas. Eso fue un aumento del 42 por ciento, o 52 millones de personas en el 2018, según un informe del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social de México.

El número de mexicanos que viven en la pobreza extrema aumentó a 11 millones, más de 2 millones, según el informe.

El desafío de la tortilla es como una cachetada a los millones de personas pobres en los Estados Unidos, aseguró Carolina Bank Muñoz, profesora de sociología en el Brooklyn College de la Universidad Estatal de Nueva York.

“Se invisibiliza el hecho de que en Estados Unidos hay 14 millones de personas con inseguridad alimentaria”, expuso Bank Muñoz.

El desafío de la cachetada de la tortilla también ignora el trabajo que implica hacer las tortillas. Su libro "Tortillas Transnacionales" expuso las condiciones laborales de explotación en las fábricas de tortillas en ambos lados de la frontera.

"Hay muchas lesiones por movimientos repetitivos. Los salarios son bajos, las condiciones de trabajo son malas", delató Bank Muñoz. "Entonces, hay personas que usan este producto, nuevamente, para abofetear a las personas de otra forma".

Las tortillas hicieron la capa base que eventualmente envolvió a la chimichanga gigante.

Miguel Pulido, de 21 años de edad, ha visto el desafío de las tortillas en las redes sociales, pero él mismo nunca participaría. Lo mencionó mientras estaba comprando tortillas para el restaurante mexicano de su familia, Salsitas, en La Sonorense Tortilla Factory  en el sur de la Avenida Central en Phoenix.

"Definitivamente es un desperdicio de comida", cuestionó Pulido.

Manny López, de 27 años de edad, nativo de la Ciudad de México, empujaba un carrito de compras por el estacionamiento de Los Altos Ranch Market, un supermercado mexicano en la calle 16 y Roosevelt en el centro de Phoenix.

En una plática, López dijo que había visto el desafío de las tortillas en las redes sociales y no le gustó.

"La comida es sagrada para nosotros", afirmó López, quien despacha un carrito de comida. "Es una bendición de Dios. Se supone que no debes jugar con ella".

Dentro de la tienda, las tortillas recién horneadas se deslizaban por una larga cinta transportadora y se vendían en humeantes pilas de 50 piezas.

Mirna Cortez, de 55 años de edad, otra compradora de Ranch Market, también encontró ofensivo el desafío de la tortilla.

“Están derrochando los alimentos, especialmente en esta economía”, dijo Cortez, al salir de la tienda.

Sin embargo, su hija, Génesis Cortez, de 27 años, admitió que se rió cuando vio el video de Kevin Hart y The Rock abofeteándose con las tortillas en Tik Tok.

"Es divertido, sí", señaló.

¿Crepas francesas en lugar de tortillas?

Josie Ippolito, presidenta de La Canasta Mexican Food Inc., y fundadora de My Nana's Best Tasting Products en su fábrica de tortillas en Phoenix.

Josie Ippolito ve tanto el humor como la inquietud sobre el desafío de la tortilla. Para ella, algunos de los videos son divertidos, pero los ve como un desperdicio de comida.

Pero el desafío de las tortillas ha sido bueno para el negocio.

Su empresa de Phoenix, La Canasta, productora de la marca de tortillas My Nana's, elabora 1.5 millones de tortillas de maíz y harina al día.

"Llama la atención a los consumidores sobre el producto, digámoslo así", dijo Ippolito, quien es mexicana-estadounidense.

Ella cree que aquellos que ven el desafío de la tortilla como algo racista deben relajarse.

“Todo esto de la raza me vuelve loca porque la gente acusa a la gente de ser racista y en realidad no lo son”, expuso Ippolito. "Es una forma de humor".

Las tortillas son más populares que nunca, señala Ippolito, incluso más populares que el pan bagel. La popularidad de la tortilla es una señal de cuán dominante se ha vuelto la cultura mexicana.

"Somos muy relevantes. Muy, muy relevantes", aseguró Ippolito.

Tal vez sea así, pero Tafolla, la autora y poeta de Texas, se pregunta si el desafío de la cachetada de la tortilla sería tan divertido usando crepas francesas en lugar de tortillas mexicanas.

Lo dudo, dijo Tafolla, porque las cosas francesas son vistas como "una elevación del estatus y el valor".

Espera con ansias el día en que la tortilla de maíz o de harina obtenga el mismo respeto.

Comuníquese con el reportero en el correo electrónico daniel.gonzalez@arizonarepublic.com o al 602-444-8312. Síguelo en Twitter @azdangonzalez.

Traducción Alfredo García