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Angélica Urrego se reconecta con sus raíces a través de las arepas

“La cocina fue una manera y un canal para poder canalizar mis emociones hacia otro tipo de cosas", señala Angélica Urrego, de Arepa Babe.

De izquierda a derecha: Andrea Pérez, Angélica Urrego, Laura Gómez y Diana Vásquez, de Arepa Babe.

Como el ave fénix, Angélica Urrego renació con un proyecto que le cambiaría la vida. No solo en los negocios, sino en lo personal. Arepa Babe nació de un proceso muy doloroso, pero transformado en algo de sanación, de honrar a sus ancestros y de reconectarse con sus raíces colombianas.

Fue tan grande el éxito que fue invitada a compartir sus recetas a través de un segmento de cocina.

“El hecho de que me hayan encontrado y hayan visto en mi algo distinto y me invitaran a ser la voz de las arepas en Phoenix fue algo bonito”, señaló.

Urrego se presentó en el programa Arizona Midday con un segmento de cocina donde mostró cómo se hace una arepa, el proceso de la nixtamalización, la molienda del maíz de manera manual, formar la arepa, cocinarla y demás. 

“Fue una gran acogida de la gente, ha sido espectacular. La curiosidad, la oportunidad, mucha abundancia para mi negocio y que me ha permitido ser creativa, no solo las arepas de queso sino lo que la acompañan por ejemplo el chorizo, arroz con lentejas, arroz con garbanzo, la variedad del menú ha sido bien recibida también, que la gente esté abierta a esa oportunidad ha sido bastante reconfortante” dijo Urrego. 

De Colombia a Phoenix

Angélica Urrego es la creadora de las tradicionales arepas de Arepa Babe.

Urrego, de 32 años, nació en Bogotá, Colombia. Estudió publicidad y mercadeo en Bogotá, donde se graduó en 2015.

De 2010 a 2012 hizo su primer programa de “Au pair” — un programa de intercambio del gobierno de EEUU para personas entre los 18 y 26 años — que otorga una visa especial para vivir un período de tiempo en el país.

Al regresar a Colombia y estaban contratando a personal bilingüe en una empresa petrolera china y comenzó a trabajar por un poco más de un año de recepcionista. Después se fue a una empresa canadiense y trabajó ahí como 3 años, como recepcionista y después fue escalando puestos hasta llegar a asistente administrativa, donde se encargaba de la publicidad, eventos internos y celebraciones.

“A mí todo eso me encantaba, pero lo del impacto ambiental de la empresa petrolera siempre me molesto, casi que como que yo le tenía vendida el alma a este dinero negro y siempre he sido ambientalista y muy consiente en este tema y en mi huella y mi impacto ambiental”, aseguró Urrego.

Cansada de trabajar esta empresa empresa petrolera, decidió volver a aplicar para el programa “Au Pair”.

“No me demoré nada en hacer ‘match’ con una familia de Scottsdale, entonces me vine para Scottsdale en abril de 2016. Ahí empieza mi historia en Estados Unidos”, señaló Urrego.

Permaneció con la familia por 1 año y medio. Al llegar a Phoenix conoció un grupo de chicas del programa que la motivaron a bajar la aplicación de Tinder para que no estuviera sola todo el tiempo, aunque no le gustaban esas cosas decidió hacerles caso. Conoció a un hombre que resultó ser su vecino y comenzó a salir con él, se hicieron novios y terminaron casados.

Urrego pensaba que había encontrado su ‘media naranja’, aunque él era todo lo opuesto a ella. Era de ascendencia iraní y ella colombiana, así que era una mezcla supremamente explosiva. 

“Yo siempre he tenido una voz muy determinada y fuerte en el sentido en que a mí me gusta compartir lo que pienso y siento, pero con su familia y él eso era distinto. Entonces los problemas comenzaron a surgir. En esa época no sabía ni entendía el tema del ‘cultural shock’ y adaptarme a esta nueva cultura mientras construía una relación con él y con su familia no fue fácil. Así estuvimos juntos por tres años y medio”, puntualizó Urrego.

Al querer tener felices a todos poco a poco fue perdiéndose, se le olvidó quién era, sus raíces. Uno de los focos rojos que nunca vio fue por ejemplo que su ex no la dejaba cocinar. Le decía que los colombianos solo comen arroz y frijoles y que los persas tenían una herencia cultural muchísimo más fuerte así que él era el encargado de la cocina.

“Siempre hago énfasis en ese pedazo de la historia porque para mí fue muy doloroso, y ya ves como dice la sociedad ‘si el hombre te cocina te ganaste la lotería’ entonces yo como que, bueno que él cocine. Lo más chistoso de todo es que él siempre quiso tener un mini restaurante de hamburguesas y resulté yo haciendo mi propio negocio de comida”, recordó Urrego.

Su relación llegó al final en junio de 2021 cuando firmó su divorcio.

Pérdida de identidad

Angélica Urrego es la chef de Arepa Babe.

En su proceso de divorcio Urrego sufrió mucho, tomó diferentes terapias para salir del ‘bache sentimental’ en el que se encontraba. Fue tan grande su pena, que una terapeuta la diagnosticó con ‘pérdida de identidad’.

“Fue impactante, porque algo que una vez que le dije a alguien cuando me pregunto quién creía que era y le dije: ‘yo soy Angélica Urrego, colombiana, pasaporte colombiano, cedula colombiana, id colombiano, y colombiana me moriré y de resto no soy nadie en este mundo, pero colombiana’ y ese pedazo a mí se me olvidó, mis raíces completamente, al estar complaciendo reglas, siguiendo instrucciones de la sociedad de ser esposa, encajar y todo ese rollo”, dijo.

Urrego no se considera la típica colombiana, ni la típica latina, ‘soy el bichito raro de la familia, la ovejita negra de la familia o como quieran llamarme, esa soy yo, nunca me he identificado con alguien’. 

Una amiga le recomendó hacerse una limpia con Felicia Cocotzin, quien es ‘kitchen curandera’, un miembro de la comunidad en Phoenix, que se enfoca en el bienestar de sus clientes.

“La cocina fue una manera y un canal para poder canalizar mis emociones hacia otro tipo de cosas. Encontrar a la cocina como algo meditativo, que te ponga los pies en la tierra y que te pueda reconectar, entonces Felicia me preguntó cuál era la comida que me reconecta con mi infancia”, recordó.

Cómo nace Arepa Babe

Angélica Urrego, de Arepa Babe, cocina sus arepas en el mercado del centro de Phoenix.

En 2018 Urrego emprendió la búsqueda de maíces en Phoenix, porque en las reuniones y fiestas que hacía en su casa le gustaba mostrarles a sus invitados lo que es la comida colombiana con diferentes platillos típicos de su país como las empanadas y arepas, las cuales no le gustaba cocinarlas con maíces procesados.

Cuando comenzó con Felicia recordó su lista de lugares y compró maíz peruano y cocinó unas arepas rellenas de queso que le llevo a su terapia. Al probarlas quedó encantada con el estilo. 

“Desde 2018, llevo esa pequeña obsesión del tema de las arepas y se lo vine a compartir a Felicia en 2020. Así empezó en ellas, en las energías de sanar y reconectar y de encontrarme conmigo misma y enfocarme y transformar ese dolor en algo más y así empecé”, añadió Urrego.

Comenzó a hacer tantas arepas como nunca. En marzo de 2020 fue a Colombia y se quedó varada por tres meses allá debido a la pandemia de COVID-19, aprovechó el tiempo con su mamá y pasó muchas horas cocinando, aprendiendo las recetas de su madre y experimentando con técnicas persas que había aprendido al ver a su ex cocinar. 

Al regresar a Phoenix empezó a vender arepas desde su casa.

“No pensaba ni en montar un negocio, ni volverme millonaria ni todas esas vainas, yo literalmente estaba vendiendo mis arepas como la señora que vende tamales, así tal cual, una platita extra y ya, y empezó a pasarle la voz aquí, allá, aquí otra persona, a hacer alguien más, otra que quiere probar las arepas, yo le llevaba los domingos a un equipo de soccer, ellos querían comer después de jugar arepitas con la salsa que yo hago y así alguien le pasó la voz a alguien más y así fue, casual”, señaló Urrego. 

Los años 2020 y 2021 fueron muy difíciles para Urrego. Estuvo en seguro de desempleo mucho tiempo. Por primera vez, desde que se independizó de sus padres a los 19 años, tuvo que pedirles dinero. Así que vender arepas no fue solo una representación culinaria colombiana en el suroeste de EEUU, fue un modo de ingreso.

Su suerte cambió cuando una periodista del Arizona Republic escuchó de ella y escribió un artículo sobre sus arepas. A alguien no le gustó y le mandó a salubridad a su casa, así que tuvo que parar de venderlas por varios meses.

“Pero no fue un impedimento, sino una oportunidad, y esa es la parte creativa que llevo en mi naturalmente, lo que llamamos en Colombia ‘berraquera’. A mi mandaron salubridad, pero al mismo tiempo yo apliqué al programa de Fuerza Local y empecé a aprender como se forma una empresa en EEUU”, dijo Urrego. 

A finales de agosto de 2021 le aprueban la licencia para vender comida, justo después de firmar su divorcio.

La arepa es la comida más tradicional en la cocina colombiana. Hechas tradicionalmente de maíz, pero pueden ser hechas también de plátano macho, plátano maduro, arroz, yuca, arracacha, papa, de muchos ingredientes, lo que hace diferente de una arepa colombiana a las del resto del mundo es que son hechas de la molienda del maíz, ya sea maíz trillado, maíz nixtamalizado, pero que sean de maíz. 

La manera en que las hace Arepa Babe, es como las encuentras en las calles de Bogotá, que son hechas con queso y de maíz, mantequilla, sal, acompañada de una salsa llamada sofrito- que en Colombia se le llama guiso hogao- que está hecha en base de cebolla, tomate, ajo, comino.

La marca de Arepa Babe siempre ha sido muy determinada en una identidad colectiva, dijo. Hubo gente que se reconectó con Urrego en 2021, porque estaban pasando cosas muy injustas por parte del gobierno fascista de Iván Duque.

“Muchos colombianos empezaron a seguirme y empecé a conocer a muchos alrededor del mundo, en EEUU, Berlín, España, por mi marca. ¿Por qué existen tantos colombianos en el mundo? Porque nos tenemos que ir (de Colombia) porque si eres líder comunitario o activista, eres un blanco. Soy colombiana, pero no soy solo café y flores, te cuento la historia de la comunidad y lo que está viviendo”, puntualizó Urrego.

El año pasado hubo protestas y hambre en Colombia, por lo que Urrego pidió — a través de sus redes sociales — donaciones para enviarles dinero para suministros y comida para la gente necesitada. Logró recaudar 1000 dólares que repartió en diferentes colectivos de ollas comunitarias en Colombia.

“Los inmigrantes tenemos un mensaje tan fuerte que no lo decimos con nuestra propia voz sino con nuestras acciones y es que nunca se nos debe olvidar que las segundas oportunidades o reinscribir nuestra historia es posible”, finalizó.

Comuníquese con la reportera Nadia Cantú por correo electrónico nadia.cantu@lavozarizona.com o por Twitter @nadia_cantu.